Declaración Universal de los Derechos Creativos

Porque la creatividad no es un lujo, un don ni un talento reservado a unos pocos— es un derecho de todos, en todas partes y en todo momento. Esta es la Versión Extendida y Explicada de la Declaración Universal de los Derechos Creativos. Un documento vivo que llama a reconocer, practicar y proteger la creatividad como una condición fundamental de la existencia humana. Léela. Compártela. Enséñala. Suma.

 

Preámbulo

Porque la creatividad es una cualidad innata, tan esencial como el amor y tan singular como cada ser que la porta. Porque antes de realizarnos plenamente a través suyo, la encontramos en nuestro propio origen y somos gracias a ella. Porque seguir vivo significa crear y crear confirma nuestra existencia. Porque cada centímetro cúbico de Universo es factible de ser resignificado, Proclamamos la presente Declaración Universal de los Derechos Creativos, como un llamado a encender, ejercer y fomentar la creatividad de todas las formas imaginables, tanto en nosotros mismos, como en favor de aquellos quienes nos rodean.

 

Derechos

1. Toda persona tiene derecho a crear su propia identidad.

El primer proyecto creativo en la vida de toda persona es ella misma. Es la propia persona quien luego de decidirlo le dice a los demás quién es. Nunca jamás al revés. La persona autodefinida es el único teatro generador de creatividad.


2. Toda persona tiene derecho a crear soluciones.

No hay forma de experimentar más directamente un problema que teniéndolo personalmente. Es un derecho tener la consciencia y las herramientas para generar su solución, en lugar de tener la única opción de adquirirla de forma externa. La creatividad es la madre de todas las destrezas.


3. Toda persona tiene derecho a imaginar la realidad de otra forma.

La realidad no es más que interpretación “de lo que hay”. Nunca hubo, no hay ni habrá una sola versión de la misma. Representa uno de los derechos más básicos: entender que se puede interpretar libremente la realidad, y a partir de allí crear nuevas versiones de la misma.


4. Toda niña y todo niño tiene derecho a ser criado en un ambiente que incentive su creatividad.

La vida de toda persona comienza en la niñez. Su creatividad también. En esta etapa los niños merecen tener todo lo necesario para construir su palacio creativo, el cual seguirán habitando y ampliando durante toda su vida. La decisión de “hacerlo para que dure para siempre” y no solo por un rato, se toma en este momento.


5. Toda niña y todo niño tiene derecho a que sus ideas sean respetadas.

Las ideas de los niños los representan en el momento en que las tienen y las cuentan. Minimizar o desconsiderar una idea es faltarle el respeto a quien la creó. Un niño no respetado en sus ideas será un adulto sin ideas.


6. Todo adulto tiene derecho a su inocencia creativa hasta el final de su vida.

Negarnos de adultos el juego, la imaginación y la creatividad que nos permitimos al ser niños, es menguar nuestras vidas hasta volverlas meras existencias. El paso de los años permite el desarrollo de la creatividad, no su recorte. La persona más creativa debería ser la más madura.


7. Toda idea tiene derecho a nacer sin utilidad objetiva inmediata.

Las ideas —y las mentes que les ofrecen domicilio— desarrollan su propia vida y maduran de formas imprevisibles. De la misma forma en que no le exigimos manzanas a una semilla de manzano, démosles a las ideas el tiempo que necesiten para florecer en su mejor versión.


8. Toda diferencia tiene derecho a no ser considerada un error.

La diferencia solo lo es debido a la comparación con lo común. No existe algo “intrínsecamente diferente”, siempre lo es en relación a otra cosa. De esta manera, nada puede ser erróneo por el solo hecho de ser diferente. El error es la negación y el rechazo de lo que se presenta como diferente.


9. Toda persona creativa tiene el derecho a no ser considerada una “genia.”

La tradición lastra a la creatividad vinculándola con la “actividad de Dios” y con la derivada genialidad de quien la practica. Esto la vuelve escasa, rara, un espectáculo, cuando la creatividad es lo que abunda y lo que todos experimentamos diaria y permanentemente. Si en lugar de sentirte feliz al crear te sientes un genio, te estás lastrando, limitando y empequeñeciendo.


10. Toda persona tiene derecho a sentir la propiedad profunda de sus ideas.

Nada ha sido, es ni será más tuyo que tus ideas. Solo tú has podido hacerlas, porque la creatividad es profundamente identitaria. La dignidad de tener tus ideas es una de las mejores ideas que puedes tener.


11. Toda sociedad tiene derecho a repensar la tradición.

El valor de la tradición consiste en su función de cemento social, no en su inalterabilidad. La mejor opción a la tradición conservada no es la falta de tradición, sino una tradición renovada. La tradición siempre se aplica en el presente; es en el presente donde debe tener sentido.


12. Toda persona tiene derecho a compartir sus ideas.

La idea se engendra en la mente, pero nace al ser compartida. La idea que no se comparte —porque no se quiere o no se puede— tiene la misma existencia que un hecho sin testigos. La idea que no circula entre personas es un universo de posibilidades que no podrá ser, y la persona que la engendra pasa a perder un centímetro de su ser.


13. Toda idea tiene derecho a su mejor uso.

Las ideas, como las personas, nacen muchas veces en lugares que no serán los del resto de su vida. Cada idea tiene derecho a mudarse, a emigrar, a lograr la mejor versión de sí misma. Al igual que las personas, tiene derecho a todas las versiones posibles de sí misma.


14. Toda persona tiene derecho a ser inspirada por otra.

La inspiración es una corriente, un toque —directo o indirecto— entre personas. En tanto contacto con un conocimiento altamente emocional, expansivo y motivador, todos tenemos derecho a experimentarlo, al igual que sucede con nuestro derecho a la felicidad. Y como agentes de inspiración en otros, el deber de ejercerla.


15. Toda persona tiene derecho a vivir en un entorno favorable a la creación y expresión de las ideas.

Esto equivale a decir que toda persona tiene derecho a ser y desarrollarse siendo ella misma. El entorno de creación y expresión de ideas es la infraestructura básica para la construcción de una identidad virtuosa. Deprimir la generación y desarrollo creativo es deprimir la existencia.


16. Toda sociedad tiene derecho a que sus miembros se vinculen creativamente.

Este tipo de vínculo es el que construye el tejido que encarna el desarrollo colectivo. Una sociedad sin circulación creativa deja de ser un sistema para volverse un montón de fragmentos.


17. Todas las personas tienen derecho a conocer la mayor cantidad de ideas y a disfrutarlas.

Las ideas deben ser de acceso libre, de manera que cualquier persona —independientemente de toda consideración (origen, condición, género, etc.)— debe poder conocerlas y disfrutar su contacto. Toda idea al llegar a una nueva mente, es una nueva idea que parte hacia nuevas mentes en una dinámica virtuosa.


18. Toda persona tiene derecho a la inteligencia, al bienestar, a la vinculación, a la prosperidad y al juego libre.

Estos ejes representan la plenitud de la realización personal a través de la creatividad —lo que en ByBa llamamos Createfillment.