Si el Mundo no encaja, ¡Modifícalo!
En ByBa hemos desarrollado el concepto de “sesgo creativo” a partir de una serie de observaciones.
Primero, enfrentemos un hecho: cuando necesitamos una idea, lo habitual es lanzarnos de inmediato a intentar generarla. Lo que hacemos con mucha menos frecuencia es detenernos a reflexionar sobre cómo llegamos a esa idea o solución en primer lugar.
Esto significa que nuestra actividad creativa tiende a ser natural e intuitiva más que deliberada. Precisamente por eso la llamamos “sesgo”: es una forma en la que todos operamos de manera natural, a menudo sin siquiera darnos cuenta.
Ahora bien, aunque dejarse llevar por el flujo de la creatividad es genial, también es increíblemente valioso tener un poco de control sobre ella. Tomar conciencia de cómo hacemos lo que hacemos nos permite desarrollar, refinar, ampliar y enriquecer nuestro proceso creativo.
Todos sabemos que la creatividad no es una magia mística ni un regalo de una musa pasajera: es un proceso mental profundamente ligado a nuestra identidad. Por eso la creatividad de cada persona es absolutamente única.
El simple hecho de pensar en cómo pensamos (eso se llama metacognición, por cierto) ya nos enseña muchísimo y nos ayuda a apropiarnos verdaderamente de nuestros procesos.
Claro, cuando las ideas fluyen como una cascada esto puede no parecer tan importante. Pero cuando nos topamos con un bloqueo creativo —cuando simplemente no conseguimos dar con una buena idea (y, seamos honestos, esto nos pasa a todos, casi siempre en los peores momentos)— es ahí cuando tener control sobre nuestro proceso creativo y contar con un conjunto amplio de herramientas se convierte en nuestro mejor salvavidas.
Así que sí, tener uno o varios sesgos creativos naturales está muy bien. Pero es aún mejor comprenderlos a fondo (lo cual, seamos realistas, también es una forma de conocernos mejor a nosotros mismos) y adoptar aquellos que no nos resultan tan naturales.
Por eso te invitamos a explorar los cuatro sesgos creativos que hemos identificado.
Empecemos por el primero: el sesgo de Modificación.

El Primer Sesgo Creativo: Modificar
La Modificación consiste en tomar algo y cambiarlo para crear algo nuevo.
Cuando modificamos, nos enfocamos en algo que ya existe y lo ajustamos para hacerlo diferente. No hay límites para los tipos de modificaciones que podemos realizar—y siempre podemos inventar nuevas formas de modificar en cualquier momento.
Para modificar algo, podemos repetirlo, extraer su esencia, reducirlo a su esqueleto, darle la vuelta a su negativo, distorsionarlo, cambiar su escala o someterlo a una transformación en varias etapas.
¡Las posibilidades son infinitas! Esto significa que tener la modificación como sesgo creativo natural o aprendido no implica que la abordemos de la misma manera que otra persona con ese mismo sesgo. Todos podemos crear “recetas” o procedimientos únicos y personales de modificación, haciendo que nuestro resultado creativo sea verdaderamente singular.
Por ejemplo, aquí tienes tres técnicas de modificación: esqueletización, radicalización y mutación.

Esquelitización
La esqueletización significa reducir algo a su núcleo—eliminar elementos del original hasta que quitar uno más haría que colapsara.
Es una técnica de simplificación que transforma algo mediante la sustracción de componentes.
Puedes abordarla de muchas formas: de lo superficial a lo esencial, de lo externo a lo interno, o de lo singular a lo genérico.
Esqueletizar un objeto, problema, situación o proceso nos da una versión depurada del original—algo modificado y nuevo.
Si, por ejemplo, esqueletizáramos un helado, podríamos acabar con las ideas de frialdad efímera, sorpresa térmica en la boca o textura frágil—y luego aplicar esos conceptos a una sopa o incluso a un producto de maquillaje.

Radicalización
Radicalizar algo significa ir directamente a sus raíces—hasta su mismo origen (del latín radix, que significa “raíz”).
Cuando radicalizamos, investigamos y descubrimos la fuente de algo: la razón por la que llegó a existir o la pregunta que estaba destinado a responder.
No se trata de encontrar la “esencia” de una cosa, sino su origen. Se trata de preguntarse: “¿Por qué existe esto?”
Por ejemplo, radicalizar una corbata podría llevarnos a conceptos como diferenciación, estatus social o jerarquía visible. Podríamos usar esto para diseñar un nuevo tipo de corbata—o incluso crear un accesorio completamente distinto que comparta el mismo origen.

Mutación
Una mutación es un cambio estructural que le ocurre a algo, ya sea por razones internas o como respuesta a condiciones externas.
Mutar algo significa producir un cambio que no es superficial ni temporal, sino esencial y duradero.
Una vez que algo muta, sigue un nuevo camino a partir de ese momento, evolucionando en una dirección distinta.
¿Cómo se vería un bolso si una mutación le diera una mano?
¿Podría agarrarse al borde de una barra para no caerse?
¿Podrías tú llevarlo tomado de la mano mientras caminas por la calle?




